Sobran en Madrid tascas y faltan restaurantes de barrio en los que el refinamiento se alíe al buen precio. Así es LaKasa, un lugar donde beber desde una sidra bretona a un tinto del Duero portugués pasando por numerosos caldos elegidos con originalidad y mimo.
Acompañan a setas en escabeche con aroma a campo, zamburiñas sobre verduritas asadas o sabrosos mejillones con un perfecto punto picante. Excelentes platos de caza, en especial, la torcaz al curry, una combinación perfecta. Los imprescindibles quesos llegan desde un afinador francés que borda el Brillat Savarin y el Comte.
Me ha faltado el solomillo Wellington y me ha sobrado ese negro ambiente que tanto gustaría a Batman. LaKasa no lo merece.