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El amor en La Habana

En Cuba me siento joven y es que los jóvenes cubanos quieren las mismas cosas que yo: comer bien, comprarse cosas, andar en las redes sociales, viajar a todas partes, conocer otros mundos y, sobre todo, poder soñar -y creer- con un futuro mejor. Pero como la realidad es macabra, se marchan en tropel de la dulce Cuba. Para ellos lo más desesperante es que todo sigue igual desde hace cincuenta años y que lo que muda solo es para peor. Solo los prehistóricos coches parecen mejorar con el tiempo.

Alguien me ha dicho que Cuba vive inmersa en la pena de Sísifo, ya saben aquel que subía la montaña con una piedra como el mundo sobre sus hombros y apenas alcanzaba la cima, la carga rodaba ladera abajo. Para mí es más bien como las olas, siempre rompiendo y siempre abandonando la costa.

Y es fácil creer en eso en una cuidad tan marina como esta, porque La Habana es toda mar y está construida con piedras coralinas, porosas y horadadas, tatuadas de líquenes y algas. Piedras que se desvanecen por el efecto del mar, que se plagan de cicatrices por el salitre, que ennegrecen de humedad.

Su belleza se yergue triunfante sobre su triste decrepitud. Uno de los conjuntos artísticos más bellos y amplios del mundo, devastado por el tiempo y que lucha no por la estética, sino por la estática. Así es todo en Cuba, orden comunista y caos tropical, auge y declive, belleza y decadencia, hambre y alegría, como las olas, como Sísifo.

Nadie va a Cuba a comer pero hay millones de razones para ir, la mejor los cubanos, esos andaluces del trópico, esos gallegos caribeños, que no se entristecen por nada. Y no se va a comer porque su gastronomía está hecha en contra del clima, fabadas y potajes a 35 grados, sopas y picadillos con un 90 por ciento de humedad. Tampoco ayuda la escasez, aunque esa llegue poco al turista. Estos días faltan los huevos, ineficiencia según todos, gallinas estresadas por el huracán, dicen los creyentes.

No se come bien pero hay que comer. Así que opten por lo práctico. Yo antes iba al hotel Nacional, del estado, donde hay numerosos y bellos pavos reales pero poco para comer. Ahora voy al oasis de los Meliá en donde nada es poético pero en donde todo funciona.

Lo mismo hay que hacer para comer, optar por el conjunto y por eso les sugiero dos lugares, dos en el mismo post, pero poco hay que decir.

La Torre es del gobierno y tiene una de las más bellas vistas del mundo. Situado en la planta 33 del Focsa, en su época el edificio de hormigón más alto del mundo, domina toda la deslumbrante bahía de La Habana y sus infinitos tonos de verde y de azul, azul verdoso y azul añil y azul antracita y azul ultramar y azul zafiro y azul turquesa y azul celeste, de cielo esplendente y habanero…

La comida encantadora y de otra época, ensalada Niçoise con patatas y sin huevo (para los turistas no siempre hay)

Pescado del día (bacalao) bañado en mantequilla, con puré de boniato y crema de calabaza con cominos

Tarta de almendras embebidas en miel con helado de crema

También hay flan cortado en grandes dados, gambas flambeadas, pechuga de pollo rellena o camarones con salsa Aurora, que es una simple salsa rosa pero bautizada de modo mucho más poético. Como debe ser. Esto es la lírica Cuba.

El Cocinero es privado. Aquí una cena es tremendamente cara, casi obscena. Apenas 40€ por persona con cócteles y demás, pero es que 40€ es el doble del salario de un médico. Quizá la revolución quiso repartir la riqueza pero solo universalizó la pobreza. El lugar es asombroso porque todo lo cobija la fabulosa chimenea de una antigua fábrica. Eça de Queiros decía de las del palacio de Sintra que semejaban las de la cocina de un gigante, de tan altas que eran. Esta debía servir a gigantes gigantescos tal es su esbeltez y altura.

Se come de todo pasablemente, de blinis de pato a dumplings de cerdo

De tataki de atún -bastante hecho, al gusto americano- a un picante y delicioso curry de cordero

Y desde hojaldre de limón a tarta helada de chocolate. 

Nada es inolvidable pero no hay sitio más cool para las noches habaneras.

Y nada más cálido, dulce, sensual, arrullador, marino, embriagador y bello que una noche habanera, donde el que ama, ama de verdad, el que no ama, sueña el amor y y el que amó, se emborracha de pasado.

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3 comentarios en “El amor en La Habana

  1. Pingback: El amor en La Habana - El Garcia

  2. Pedro Pablo Rodrigez Sotolongo dijo:

    Desde hace un corto tiempo estoy leyendo su blog Andres, lo conoci este año, lo felicito por la calidad de sus comentarios donde expresas una gran honestidad y respeto por el trabajo de otros a pesar de que su critica es directa, sin tapujos y ningun comprometimiento con los establecimientos visitados,

    Lo escrito por yusted sobre la Habana, que es decir CUBA, es bastante fiel a nuestra realidad. Nuestra cocina que tiene sus origenes en la mezcla de cocina española, africana, algun residuo de nuestra cocina aborigen casi desaparecida, algo de francesa y china ha transitado por el camino de la escases de productos, la calidad de los productos y una total falta de libertad y oprtunidades en el campo de desarrollo, porque las politicas del Estado no benefician en nada su evolucion al contrario entorpecen todo su buen funcionamiento.

    El amor del que usted habla es nuestra gran pasion, amamos por todo hasta llegar a la excentricidad de las cosas, sera por el calor de nuestra isla……QUE BIEN ESO LO TENDREMOS MAS QUE GARANTIZADO y mas como esta el cambio climatico, somos romanticos, tenemos fe a pesar de que la esperanza se la estan comiendo los chivos.

    En Cuba tenemos muchas personas en la restauracion tratando de hacer algo por nuestra gastronomia, dandole respeto, dignidad , motivaciones, inyertandole algo de contemporaneidad, incluso ya tenemos algunos productores agricola con conciencia, tratando de dar productos esclusivos a la mejor calidad precio posible cosa impensable hace algunos años atras, eso nos satisface en gran medida y nos da fuerza.
    Gracias Andres por su critica, atinada, justa en un momento importante para la gastronomia en Cuba que necesita de personas como usted, siempre le recomiendo a todos mis amigos que lean su blog y mas ahora que con bara magica llena de sabiduria a hablado de mi pais.
    Que el amor que sintio de los cubanos lo envuelvan en un viaje de regreso a nuestra querida ISLA y tenga la satisfaccion de disfrutar de algo mas. Lo esperamos pero con mucho mas amor.

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